Reseña por Mark Shaw
Cada cierto tiempo ocurre. Me
replanteo si ya no estoy muy grande para seguir leyendo tebeos, si debería solo
concentrarme en los libros. Si ya está todo inventado. Y, también cada cierto
tiempo, cuando esas dudas me asaltan, aparece ante mis narices obras tan
frescas, originales y adictivas que me hacen olvidar esas estúpidas
inseguridades. La obra que en esta oportunidad provocó mi redención, haciendo
que los comics vuelvan a engancharme con fuerza arrolladora, golpeándome a la
cara con diversión y devoción fue Irredemable, de Mark Waid.
La premisa es simple: ¿Qué pasaría si
el superhéroe más poderoso del mundo un día no soporta más las presiones y
traumas a los que se enfrenta y se convierte en el peor villano de la historia?
No soy muy seguidor de Mark Waid, pero la sola lectura del
número uno me atrapó con fuerza. ¡Es tan genial que no puedes parar de leer!
Por más que la premisa sea criticada por algunos sectores y tildada de tópica,
nunca antes vi un personaje que empezara su carrera como superhéroe y acabase
como villano por un desequilibrio (¿emocional?). Hal Hordan quizás, aunque más
tarde le echaron la culpa a cierto bicho (Paralax). En Rising Star también ocurrió un fenómeno parecido con Flagg o Patriot, pero allí se trataba de manipulación mental. Esta vez no sabemos
de entrada por dónde irán los tiros, y eso engancha. La sola presencia de El
Plutoniano (nombre del “héroe” protagonista) ya te causa temor. Es que Waid
eligió muy apropiadamente las primeras escenas de su obra. Si este tipo no
tiene prejuicios ni remordimientos a la hora de asesinar a una madre y a su
bebé, entonces...no hay límite para su maldad. A diferencia de Empire (otra de la obras de Waid en la
que el protagonista es un villano: Golgoth), acá podemos disfrutar del trabajo
peligroso y clandestino de la resistencia. Algo así como la Liga de la justicia contra Superman, pero con la diferencia de que
no hay un Batman, un Flash o una Wonder Woman entre sus filas. Francamente la
resistencia se ve débil (en un primer vistazo), y creo que ahí esta justamente
la gracia. ¿Cómo vencer a un Dios? Un dios del que casi no sabemos nada al
comenzar la historia. Ni siquiera si es humano o un alien.
La idea de un Superman totalmente corrompido,
conocedor de todos los secretos, guaridas y parientes de sus compañeros, es
abrumadora. El temor con el que viven sus ex compañeros superhéroes es casi
palpable: "Qubit, él viene por
nosotros y estamos corriendo contra el reloj. ¿Por qué nos mantuvo con vida
hasta ahora?" "No lo sé, simplemente no lo sé". Waid lleva
la definición de "cliffhanger"
a su máxima expresión. Los episodios transcurren con una fluidez y una
velocidad tal que leer esta serie en revistitas habrá sido terriblemente
estresante. El final de cada nro llega demasiado pronto y te deja con unas
ganas de seguir leyendo que no te contienes. Una de las primeras teorías que
surgen de la lectura de Irredemable es que era Modeus (el villano principal de
ese mundo, un archienemigo tipo Lex Luthor) se había apropiado del cuerpo del
Plutoniano, aunque reconozco que era una salida un tanto simplona para una
serie tan magnífica como esta. El grupo El
Paradigma, al que anteriormente pertenecía El Plutoniano, parece estar formado
por unos debiluchos en comparación, y no podemos imaginar cómo harán para
detener la terrible amenaza que supone su ex-colega. Aunque con el correr de
los números vemos que no eran tan debiluchos, o bien, que Waid se dio cuenta
que si no los enriquecía y potenciaba, la serie no avanzaría. En varios
momentos de la lectura sentí que Mark escribía sobre la marcha, sin una idea
clara de hacia dónde conducir la trama.
El dibujante de la mayoría de los
números es Peter Krause, un artista
con graves falencias, que casi no dibuja fondos, pero tiene la suerte de estar acompañando
una historia tan potente, terrible y adictiva que casi le perdonamos todo.
Son muchas las escenas de violencia
cruda y dura que tiene este comic, pero la de la pág. final del octavo episodio
es una de las más fuertes. Por más que la lectura sea ágil y rápida, no debe
uno caer en el error de pensar que no pasa nada en cada episodio. Hay cantidad
de detalles e ideas que destacar: ¿hay algo más cool que tener tu guarida en el corazón de un volcán?, o basta con ver la forma en que
acabó con los últimos supervillanos que quedaban en aquel mundo. Con
Irredemable Waid legitima su carnet de excelente guionista, y eso que yo soy de
los que le tenían idea, ya que su Flash,
tan alabado, a mí se me antoja más bien flojo, y más aun si lo comparamos con
todo lo escrito por Geoff Johns para el velocista. Waid mezquina los datos sobre el
pasado del héroe, pero en pequeños y furtivos flashbacks vemos que ya de niño
tenía sus poderes…y su psique desequilibrada. Cuando uno comienza a leer la
serie cree que hubo un hecho puntual que
cambió al héroe en villano. Eso es lo que nos quiere hacer creer su escritor.
Pero a medida que leemos, comprobamos que fueron pequeños factores aunados los
que llevaron a la ya de por sí frágil mente del Plutoniano, a convertirse en
esa máquina exterminadora.
Por otro lado, más superfluo, el
diseño de los trajes del protagonista son maravillosos, tanto el blanco que
usaba en su etapa "good boy"
como el rojo carmín de su etapa "bad
boy". Buenos y simples diseños.
A destacar el episodio en el que El Plutoniano
se presenta ante la ONU; verdaderamente sádico...de una crueldad inconcebible. Este
ejercicio de sadismo parece responder la pregunta que los miembros de El Paradigma
se hacían en ese mismo episodio: ¿Por qué
aun no nos mató? Pues es fácil, para seguir jugando con ellos. Me gusta
como Waid hace que odiemos a este pseudo Superman. Desgraciadamente, lo adulto
que demuestra ser por un lado, lo pierde con estupideces como ir a buscar queso
a otra dimensión (con lo peligroso que puede ser para la coherencia interna de
una serie el abrir portales a otras realidades) o proponer un virus sónico
alienígena que destruye el tejido vivo, pero… ¡a la vez anima los esqueletos!
(?), eso es un exceso cinematográfico que no aportaba nada más que ridiculez.
Seguro que podría habérsele ocurrido algo mejor.
Para algunos, la premisa les parecerá súper
tópica, y poco original. Yo creo que lo original es lo mucho que Waid
profundizó en ella, mostrándonos al detalle cual fue la serie de eventos que
provocaron el cambio. El pasaje de héroe a villano, no es nuevo, por mencionar
algunos ejemplos lo vimos en una saga de Superman (inédita en Zinco pero
publicada por Vid) llamada Cristal Rojo
escrita nada menos que por James Hudnall,
o lo que vivió Hal Jordan en Twilight, o más recientemente en Daredevil, cuando
tomó control de NY con su ejército ninja, aunque en este caso no podemos decir
que Matt se haya convertido en "villano", solo tenía una visión
distorsionada del asunto.
Los relatos de la infancia de Tony nos
muestran que el chico no era tan normal como pensábamos.
En el undécimo número Waid responde la
pregunta de cómo un superhombre puede tener sexo con una simple humana, un
recurso plausible, que incluso se podría adaptar a Superman.
Más allá de tratarse de una serie de
superhéroes, las emociones están siempre presentes. La crueldad que nos muestra
el Nº 12, cuando Plutonian visita a sus hermanos adoptivos, esos que cuidaban a
su hermano especial y tenían temor hasta de hablar, es impensable. No sabía que
Mark podía llegar a estos extremos. Imposible dejar de leer, y de no odiar al
Plutonian aunque cada vez es más claro que su desequilibrio emocional ya se
evidenciaba desde la niñez. La pregunta que subyace entonces es ¿Todos los que tienen superpoderes están
emocionalmente preparados para ser héroes?
Pero no solo las historias se vuelven
atrapantes. A medida que pasan los números los miembros del Paradigma van
ganando interés y profundidad, dándonos sabiamente y en cuentagotas, datos
claves de los mismos. Bette Noir
parece una idiota en los primeros números, pero al rato se convierte en un
mecanismo clave de la historia. Casi lo mismo ocurre con los gemelos Syclla y Charybdis. Tras la muerte de uno de ellos el otro cobra una
importancia y poder envidiables. Este grupito de Outsiders, con los que cuesta
identificarse forma un grupo tan variado como prometedor. Nadie parece
estancado, ni la villana Encanta,
hasta ella parece lista a dar el siguiente paso en su evolución. La chica se
ganó mis respetos al ser la única del grupo de villanos capaz de sobrevivir el
ataque del Plutoniano.
A cierta altura, nos vemos forzados a
comenzar a leer Incorruptible, la serie
que transcurre en el mismo universo que Irredimable.
No es que este mal, de hecho complementa el panorama, te muestra la tragedia
desde otra perspectiva, la visión desde abajo, sin tanto superhéroe. Pero huelo
la trampa y me molesta. Es como que Waid sintió que "estos idiotas del Paradigma jamás vencerán al Plutoniano"
entonces va y se saca de la galera a un villano, que en apariencia es el único
con poder suficiente para hacerle frente y sobrevivir, y lo redime. Muy
tramposo, muy tramposo.
En el Nº13 conocemos, al menos
brevemente, a nuevos miembros de Paradigma, lo que era esperable porque al
ritmo en que morían héroes se le iban a acabar rápido los peones.
Waid no se priva ni siquiera de
mostrarnos verdadera tensión homosexual entre ciertos personajes, evidenciando
a las claras que en esta serie todo tiene cabida. Un relato atrapante y adulto.
Tranquilamente puedes leer Irredemable
sin tocar un solo nro de Incorruptible.
Pero a partir del Nº13 toma los lápices del spin off un tal Marcio Takara que es francamente bueno.
Su estilo recuerda a la mejor época del Batman
Animated, una especie de Ty Templeton
pero con un estilo más dinámico y moderno. Vale la pena ver su trabajo, aunque
no deja de sorprenderme lo mucho que baja el nivel general de la obra la
lectura de Incorruptible. Con Irredemable todo es adrenalina y emoción a full.
Con Incorruptible notas como Waid quería meterle un poco más la mano en el
bolsillo a los fans.
Escribió Modeus en su diario:"De todo los seres sintientes que he
encontrado en mis años, solo Plutonian agita dentro de mí lo que yo entiendo
que son dos emociones genuinas. El amor que sentía por él. Y el horror que
sentí cuando me dijo que lo sabía." Increíble frase, la de este
villano superlisto.
Los integrantes de El Paradigma no
serán especialmente fuertes y poderosos, pero me gusta el aspecto que le dieron
(no sé si Waid los diseñó o eso corrió completamente a cargo del dibujante),
con trajes muy poco superheroicos, algunos incluso visten ropa de calle. Así
deberían ser todos los diseños, simples y efectivos.
Siendo justos en la valoración, tras
ciertos hechos denominados La Iniciativa
Vespa la serie baja bastante su nivel, volviéndose más galáctica y menos
opresiva. Se pierde por momentos ese miedo casi palpable de los primeros
números. Se desdibuja un poco la atmósfera de terror y paranoia que teníamos
estando en la Tierra, en la que la mínima mención del nombre “Plutoniano” podía
ser suficiente para que el tipo te encontrase y matase.
La idea de un manicomio interestelar
ubicado en el núcleo ardiente de una estrella es atractiva, pero la serie
perdió fuelle al derivar ahora en un comic de ciencia ficción pura y estelar.
En uno de los nros Waid explica, a través de Modeus, uno por uno, como los poderes de Plutonian
son de origen psíquico, no físicos como la mayoría creía, erróneamente.
Con Waid las sorpresas nunca se
acaban. En el Nº 32 conocemos el verdadero Origen Secreto del Plutoniano, y no
se acerca a nada de lo que uno podría especular. ¡Es único! Lo mismo ocurre en
Incorruptible Nº25, el Origen de Max
Damage, y el mejor episodio de este spin off.
Analizándolo bien, Qubit (otro de los
miembros de El Paradigma) es muy Dr Who,
no solo por su elegante vestimenta clásica y sus aparatitos, sino por todo eso
de los portales a otras dimensiones y sus viajes por el cosmos.
Los últimos episodios transcurren con
velocidad y no puedes abandonar la lectura aunque quieras. El caos en las
calles se deja ver en Incorruptible, pero lo verdaderamente importante pasa en
Irredemable.
En ningún momento me sentí defraudado
con la lectura de Irredemable (con Incorruptible si me pasó). La pregunta
inicial que me motivó a devorar los primeros nros, aquella de: ¿Qué fue lo que provocó que el mayor héroe
de la Tierra se convirtiese en el peor asesino de la humanidad?, fue
contestada sobradamente. Pero no voy a rebelarlo aquí. Eso hay que descubrirlo
en primera persona.
Prefiero no explayarme demasiado por
temor a arruinar las sorpresas. Solo diré que no imaginé cómo acabaría la obra,
y el broche de oro que le dio Waid es notable y todo un homenaje al más grande
de los héroes del noveno arte. ¡Qué gran final! ¡Chapeu Mr Waid!, eres un grande. Impensable cuáles son los supervivientes
del Paradigma, jamás me imaginé que ellos serían los que quedarían en pie.
Un gran final para una serie súper digna
y recomendable para todo el que ame el género superheroico, y busca algo
refrescante. Leyendo esta obra
comprobamos con placer que aún quedan ideas que explotar.